Después de las elecciones autonómicas y locales, como persona de izquierdas que soy, toca hacer autocrítica y proponer alternativas, ya que la bofetada de realidad que la izquierda ha recibido en las elecciones del 22-M no puede quedar impune.
En primer lugar, me gustaría decir que estoy muy avergonzado y me gustaría pedir desde aquí la dimisión de los responsables de esos resultados, porque si la ciudadanía no ha apoyado un proyecto, sino que lo ha rechazado masivamente, no tiene ningún sentido quedarse esperando a que cambien los vientos y por inercia sean otra vez investidos alcaldes o presidentes de su respectiva Comunidad. Eso, en el mejor de los casos, porque en otros casos, ni esperando mil años parece posible ganar mientras se tenga el mismo proyecto, que se lo digan a Tomás Gómez. Gente joven, más cercana a la población y sin miedo a cambiar las cosas debe ponerse al frente de los nuevos proyectos.
La izquierda y en particular el PSOE, necesitan un proyecto nuevo, casi una refundación por así decirlo, si quieren volver a ser el partido y la tendencia preferida de la gente en este país. El movimiento 15-M, al que apoyo en muchas de sus ideas, y las elecciones han demostrado que el proyecto actual del PSOE está agotado, que el cambio de ciclo parece una realidad.
En mi opinión, ese proyecto debería empezar por renovar el capitán del barco, y debería ser alguien joven, con ganas de trabajar duro y sin cuentas pendientes en el pasado, porqué no mujer, y porqué no catalana, ahí queda eso.
Este proyecto debería dejar de dar bandazos en economía y apostar claramente por la formación y el cambio del modelo productivo español, con el fomento de los ámbitos de actividad en los que España es puntera, como energía verde e infraestructuras, lo que sin duda creará puestos de trabajo, estimulando el consumo y “obligando”, como consecuencia de esto a los bancos a conceder de nuevo créditos a las familias y a las PYMES, los dos grandes motores de este país. De esta manera no tendríamos que estar dependiendo constantemente de los mercados y de las agencias de calificación, lo que llevaría a crear de nuevo confianza para los inversores extranjeros.
Se deberá controlar a los bancos para que no vuelvan a autocolocarse en la difícil situación en la que ya están, con un control fuerte por parte del Estado, en el caso de las nuevas cajas sobre todo, para que la inversión no vaya únicamente focalizada hacia un sector productivo, sino que se divida. El crédito a las PYMES es vital, se debe fomentar la creación de estas empresas mediante deducciones fiscales y otras medidas que fomenten su creación, ya que son estas empresas la mayoría en nuestro país, y por tanto son las que más puestos de trabajo pueden ofrecer, contribuyendo a acabar con la horrible tasa de paro que tenemos hoy día.
Se debe crear un plan de empleo joven y otro específico de reconversión para la gente que provenga de la construcción de tal manera que se puedan destinar recursos humanos a los nuevos sectores llamados a liderar el cambio del modelo, poniendo como punto de partida la formación de todas estas personas. Esto se debe acompañar por una reforma en el sistema educativo y en el sistema de becas.
El PSOE debe permitir la reforma de la ley electoral de una vez por todas, con la implantación del método apropiado para la representación proporcional sin correcciones excesivas de los partidos minoritarios, porque la política ante todo es consenso, no imposición. Por otra parte, se deberá excluir e inhabilitar permanentemente de obtener cualquier cargo público a cualquier imputado en delitos de corrupción, sin excepción. La transparencia y la honestidad deben ser vitales en esta profesión. Se debe volver a la idea de que los políticos no son una clase más de la sociedad, sino que simplemente son hombres y mujeres normales que ayudan a sus conciudadanos y no a sus propios bolsillos, y eso se puede empezar a hacer por ejemplo con medidas como la autoreducción del salario de los cargos públicos que se obtengan. Otra medida interesante sería ampliar los espacios de decisión pública que ostentan los ciudadanos, sobre todo en el ámbito local, contribuyendo a hacerles verdaderos participes en el proceso político (no sólo cada 4 años) y a reducir la desafección. Se ha demostrado que los españoles no estamos cansados de la política, sino de la política que tenemos actualmente en España.
Pero sobre todo, se debe empezar por pedir perdón a los ciudadanos por alejarnos de ellos, por no ser capaces de arreglar los problemas de la gente y no caer en echar la culpa a la derecha por hacer tal o decir cuál. Nosotros, los socialistas, somos los primeros culpables de que las cosas en economía no vayan bien, como en otros tantos ámbitos y es por eso que tenemos la responsabilidad de ser los primeros en hacer algo para cambiar las cosas. Ya nos hemos llevado una lección de democracia por parte de muchos ciudadanos y una botefada electoral por parte de muchos más. Después de poner la otra mejilla, admitiendo nuestro error, debemos empezar a trabajar verdaderamente por nuestros ciudadanos y no únicamente por los mercados.
Quién sabe si algún día la ciudadanía nos perdonará por este tremendo error, pero desde luego, solo podemos intentarlo desde el trabajo duro y el cambio de mentalidad.
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