A partir del 14 de marzo de 2004, muchos aprendimos lo que era un gobierno de izquierdas en España. Yo, mismamente, no tenía uso de razón cuando Felipe dejó de gobernar en el 96, y solo conocía una España de derechas, con un gobierno al que le daban igual los millones de personas que hubiese manifestándose por las calles contra la Guerra De Irak, y que decía que las toneladas de petróleo que salían del Prestige eran hilitos; aunque, todo hay que decirlo con un gobierno que, ahí están las cifras, mejoró la economía española (no voy a entrar en los métodos para ello).
A partir de 2004, empezamos a entender lo que es escuchar las demandas de los ciudadanos: el ejército salió de Irak, se dio a los homosexuales el derecho al matrimonio, si, al matrimonio y no a otra cosa llamada unión o algo por el estilo, se hizo una ley para los dependientes, se empezó a acabar con la discriminación a la mujer e incluso se empezó a restablecer el honor y la dignidad de los perdedores de la Guerra. Por desgracia, a muchos, las acuciantes cifras del paro y los recortes sociales de la última legislatura provocados por una crisis internacional y del modelo productivo español, les han hecho olvidar que la izquierda ha vuelto a aportar su granito de arena para mejorar España. Es indudable que los gobiernos socialistas de Zapatero no han hecho cosas bien en economía, pero no por ello debemos quitarle el mérito de lo que hicieron bien.
Hoy, el presidente ha comunicado que no se presentará a las próximas elecciones en 2012. Ha hecho lo correcto, sabiéndose incapaz para llevar el timón de un barco que los españoles no quieren que lleve más. Llegó en el momento oportuno, en 2004, cuando España dijo basta a la derecha y quiso un gobierno de izquierdas, y se va también oportunamente, cuando España parece ser que quiere un gobierno de derechas.
Sinceramente, yo no creo en el triunfo de Rubalcaba en el 2012. En mi opinión, desde hoy mismo empieza para la izquierda una travesía por el desierto que quien sabe cuándo acabará, espero que en 2016. En mi opinión, recorrer este arduo camino de la oposición hará a la izquierda más fuerte, le dará un proyecto nuevo, fresco y sólido. Volverá a demostrar que la socialdemocracia no está ni mucho menos acabada y lo que es más importante, volverá a demostrar a España que la mejor forma de que avance el país es con la izquierda en el poder.
